Ingredientes:
- 2 ¾ tazas de harina
- ⅔ taza de leche
- 1 cucharadita de sal
- ⅓ taza de aceite
- 2 cucharaditas de azúcar
- 1 cucharadita de polvo de hornear
Instrucciones:
- Preparar la mezcla de leche y aceite:
- En un recipiente grande, mezcla el aceite con la leche sin revolver demasiado. Esto creará una emulsión que ayudará a obtener una textura hojaldrada en la masa.
- Mezclar ingredientes secos:
- En otra taza o recipiente aparte, coloca los ingredientes secos: la harina, la sal, el azúcar y el polvo de hornear. Mézclalos bien con una cuchara.
- Incorporar líquidos a los ingredientes secos:
- Añade la mezcla de leche y aceite a los ingredientes secos. Comienza revolviendo con una cuchara de madera y luego apretando la masa con las manos hasta que se una por completo. Es posible que necesites agregar un poco más de harina si la masa está demasiado pegajosa.
- Reposo de la masa:
- Cubre la masa con un paño limpio y déjala reposar durante al menos 30 minutos. Esto permitirá que los ingredientes se integren y la masa se relaje.
- División y estirado:
- Divide la masa en porciones más pequeñas y utiliza un rodillo para estirarlas en capas finas. Trabaja en una superficie enharinada para evitar que la masa se pegue.
- Freír los hojaldres:
- Calienta aceite en una sartén profunda a fuego medio-alto. Coloca las porciones de masa en el aceite caliente y fríelas hasta que estén doradas y crujientes. Asegúrate de voltearlas para que se cocinen de manera uniforme.
- Servir y disfrutar:
- Sirve los hojaldres calientes como un delicioso y crujiente acompañamiento para el desayuno o como un postre con un toque dulce. Disfruta de su sabor y textura únicos.
Con esta receta lograrás unos hojaldres deliciosos y perfectamente dorados. Recuerda ajustar el tamaño de las porciones según tu preferencia y asegúrate de freírlos en aceite caliente para obtener la textura hojaldrada y crujiente deseada.
¡Disfruta de estos sabrosos hojaldres en cualquier momento del día!